Aunque sabemos que no existen soluciones mágicas, adoramos probar todas y cada una de las promesas de las publicidades que ofrecen el cuerpo que soñamos sin tener que cambiar nada de nuestra rutina, ejercitando con el menor esfuerzo, con máquinas que nos marcan el rango de movimiento, en la comodidad de nuestro hogar. Pero la realidad está en la letra pequeña. Privan al cuerpo del movimiento natural para el que está diseñado y lo exponen a daños muchas veces irreversibles. La economía de esfuerzo no es la solución.
A veces las verdades no son tan fáciles de decir ni tan gratas de escuchar. Existen demasiados intereses económicos en la comercialización de máquinas y dispositivos que prometen ser la solución inmediata al problema, alejándonos cada vez más del sentido común y poniendo en riesgo la salud que nos queda.
Tener un cuerpo armónico y sano, disponible para todo momento de la vida, requiere de un hábito de cuidado, desde los alimentos que ingerimos hasta la actividad física. Cuando emprendas un entrenamiento planifícalo dentro de tu rutina diaria, como parte de tu vida, independientemente de las ganas o el pronóstico del clima.
Entonces, ¿cuál será la actividad más conveniente para cada uno?
Las alternativas son muchas, y si bien el instinto funciona en muchos casos, vale la pena informarnos un poco más a la hora de enfocar nuestro objetivo. Sabemos qué champú es el apropiado para nuestro tipo de cabello, o qué ropa nos hace ver más esbeltos, entonces, podemos también buscar la actividad que sea funcional para nosotros.En principio, el entrenamiento funcional es aplicable a todas las edades a partir de los 4 años, porque cada clase se diseña a partir de las capacidades y necesidades de cada grupo o persona.
El cuerpo no se mueve en un solo plano, ni de a un grupo muscular por vez. Somos un sistema integrado, que coordina todas sus capacidades: fuerza, velocidad, potencia, movilidad, estabilidad, coordinación, equilibrio, postura, en situaciones normales de la vida cotidiana.
¿Qué sucederá cuando necesites usar el cuerpo para, por ejemplo, alcanzar algo de lo alto de una estantería? Sentadillas, abdominales e interminables kilómetros caminados disciplinadamente, no van a prevenir el “dolor de cintura” cuando curves la espalda para levantar un papel del suelo, y tampoco, lamentablemente, llevarán a un cambio satisfactorio en la balanza.
En cambio, si entrenamos el cuerpo del mismo modo en que el cuerpo funciona, lograremos potenciar todas sus capacidades naturales y tendremos un menor riesgo de lesiones sólo porque funciona como debe.
El entrenamiento funcional no es un programa de ejercicios ni una moda, es un entrenamiento en base a movimientos que ejecutamos en la vida real o el deporte que se practique, siempre con la intervención de varios músculos para su realización. Se utiliza también en la rehabilitación de lesiones y se logran resultados mucho más rápidos que con otros métodos.
Entrenando funcionalmente también podemos bajar de peso.
Con la gimnasia localizada tradicional o el trabajo en máquinas suele desarrollarse mayor volumen en la masa muscular, cosa no deseada por muchas mujeres. Con el entrenamiento funcional de Aceleración Metabólica (AM) en cambio, la sesión se programa de manera que el sistema metabólico se active y use las grasas como combustible, sin llegar a la instancia de quema de musculo.
30 minutos de AM Funcional equivale al gasto calórico de correr 10/12 km, de 400 a 500 calorías, pero además acelera el metabolismo, que sigue quemando grasas después de finalizar la sesión.
La presente publicación es una reflexión a partir del análisis de investigaciones científicas. Nuestro propósito es generar conciencia sobre la importancia de la prevención de las enfermedades y lesiones, y del hábito de bienestar que transmitimos a nuestros hijos.
Prof. Andrea García
CENTRO-A GYM+SALUD
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1 comentario:
yo lo probe y me encanto lo recomiendo a fullllllll
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